Escribir unas palabras sobre la “madura” obra de un artista cubano de la plástica, tan conocido, como José Manuel García Rebustillos es siempre una ardua tarea… es que Cuba y en particular La Habana ejercen un techo creativo tan alto, que llega un momento en que no sabemos de quién es la obra… del artista creándola, o de ese entorno tan fuerte que nos dirige a todos, ( y ésta es mi sospecha ) y que crea al artista mismo como el supremo éxtasis de la creación… y todo se hace más arduo, cuando tratamos de opinar, en particular, acerca de sus “Habaneras”… esas mujeres que nos hacen mirar indiscretos, sus pícaros ojos, su voluptuosa boca, o sus duras caderas de las que solo Rebustillos nos deja ver, las flores que van arrancando con su sensual movimiento al caminar…¿es Rebustillos el verdadero creador?... o es que esas bellas mujeres lo han creado a él, para que sirva de instrumento de la perfección creativa, donde no pueda identificarse la autoría de esta genialidad, este deseo de todos de tener una de estas piezas, ese deseo de cada mujer cubana de ver su rostro reflejado en una de ellas, o ese deseo de aquel hombre, que las disfruta con ojos expertos, y en secreto, como aquel ideal de hembra, que quisiera tener entre sus brazos…
Jorge Martell – Diseñador Informacional y Artista de la Plástica.

Con sus “Rostros de habaneras”, Rebustillos se adentra en el amplio espectro de artistas cubanos que se enrumbaron hacia el trabajo con los rostros. Varios nombres sobresalen en esta línea temática como Víctor Manuel, René Portocarrero y nuestro bien-recordado Servando Cabrera Moreno. Este último, particularmente, ha dejado huellas en el quehacer artístico de Rebustillos, al lograr la misma sensación transmitida por Servando, quien parecía tocar lo más profundo del alma femenina. También, con sus pinceladas sueltas, dotaba a sus cuadros de una transparencia y belleza inusual, permitiendo que cada mujer cubana – y no cubana- se sintiera identificada.
Por: Lic. Evelyn Pérez Gálve, Curadora del Proyecto 23, ICAIC